Mensajes de Medjugorje conteniendo 'permanecer'

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Ivanka Ivanković-Elez tuvo apariciones diarias desde el 24 de junio de 1981 hasta el 7 de mayo de 1985. Aquel día, la Virgen le dijo:
Mi querida niña, hoy es nuestro último encuentro, pero no te entristezcas, porque vendré a visitarte en cada aniversario de la aparición, menos en este primero de ahora. Mi niña, no creas que hayas hecho algo equivocado, y que por eso no desee venir más. No, eso no es verdad. Tú has aceptado y cumplido con todo tu corazón los planes que mi Hijo y yo teníamos para ti. Siéntete contenta de que soy tu madre y que te amo con todo mi corazón. Ivanka, gracias por haber respondido al llamado de mi Hijo y por haber perseverado, y por estar siempre junto a El, y permanecer todo el tiempo que El consideró necesario. Mi niña, di a tus amigos que mi Hijo y yo, estaremos siempre con ellos cuando nos busquen y llamen. Lo que te he dicho a lo largo de estos años acerca de los SECRETOS, todavía no es el momento de decírselo a nadie. Ivanka, la gracia que tú y los otros han recibido, ¡nadie en esta tierra la ha recibido hasta ahora!".
Después de confiarle el décimo secreto, la Virgen le dijo que durante toda su vida se le aparecería una vez al año - en el aniversario de la primera aparición, el 25 de junio.
¡Queridos hijos! Hoy los invito a convertirse en misioneros de mis mensajes que les estoy dando aquí, a través de este lugar tan querido por Mí. Dios me ha permitido permanecer por tanto tiempo con ustedes y por eso, hijitos, los invito a vivir con amor los mensajes que les doy y a transmitirlos al mundo entero, a fin de que un río de paz fluya hacia la gente que está llena de odio y sin paz. Los invito, hijitos, a ser paz donde no hay paz y luz donde hay tinieblas, a fin de que cada corazón acepte la luz y el camino de la salvación. gracias por haber respondido a mi llamado!
La aparición comenzó a las 3.00 p.m. y duró 10 minutos. Nuestra Señora vino gozosa y vestida de oro con el Niño Jesús en sus brazos. Habló de los secretos y bendijo a todos. Ella dio un mensaje:
¡Queridos hijos! Hoy en el aniversario de mi Hijo, cuando mi corazón está lleno de una alegría y un amor inconmensurables, los invito a una completa abertura y un completo abandono a Dios. Expulsen toda tiniebla fuera de vuestro corazón y permitan a la Luz de Dios y al amor de Dios entrar en vuestro corazón y permanecer para siempre. Sean portadores de la Luz y del amor de Dios para toda la humanidad, de manera que todo en vosotros y a través de vosotros puedan sentir y experimentar la verdadera Luz y el amor que sólo Dios puede darles. Los bendigo con mi bendición maternal.
Queridos hijos: a causa de vuestra unión con mi Hijo os invito a dar un paso difícil y doloroso: Os invito al reconocimiento completo y confesión de los pecados, a la purificación. Un corazón impuro no puede permanecer en mi Hijo y con mi Hijo. Un corazón impuro no puede dar fruto de amor y de unidad. Un corazón impuro no puede cumplir con las cosas rectas y correctas, no es ejemplo de la belleza del Amor de Dios frente aquellos que están alrededor suyo y que no lo han conocido. Vosotros hijos míos, reuníos en torno a mí llenos de entusiasmo, de deseos y de expectativas, sin embargo Yo oro al Buen Padre, para que por medio del Espíritu Santo de mi Hijo, ponga la fe en vuestros corazones purificados. Hijos míos, escuchadme, encaminaos conmigo.
Mirjana después de la aparición comentó: “Mientras la Virgen se marchaba, mostró la tiniebla a su lado izquierdo y a su derecho una cruz en una luz dorada”. Mirjana sostuvo además: “la Virgen quiso mostrar la diferencia entre un corazón purificado y el no purificado”
Queridos hijos, el Espíritu Santo, por el Padre Celestial, me ha hecho Madre, la Madre de Jesús y con esto, también vuestra Madre. Por eso vengo para escucharos, para abriros mis brazos maternos, para daros mi Corazón y para invitaros a permanecer conmigo. Porque desde lo alto de la Cruz mi Hijo os ha confiado a mí. Pero lamentablemente, muchos hijos míos no han conocido el amor de mi Hijo y muchos no desean conocerlo. ¡Oh hijos míos!, qué mal hacen aquellos que, para poder creer necesitan ver o razonar. Por eso hijos míos, apóstoles míos, en el silencio de vuestro corazón, escuchad la voz de mi Hijo, para que vuestro corazón sea Su morada, para que no sea un corazón oscuro ni triste, sino iluminado por la luz de mi Hijo. Con la fe buscad la esperanza, porque la fe es la vida del alma. Nuevamente os invito: orad. Orad para poder vivir la fe en humildad, en la paz del alma e iluminados por la luz. Hijos míos, no os esforcéis en comprenderlo todo de una vez, porque tampoco yo lo comprendía todo, sin embargo, he amado y he creído en las palabras divinas que mi Hijo decía, Él, que ha sido la primera luz y el origen de la redención. Apóstoles de mi amor, vosotros que oráis, que os sacrificáis, vosotros que amáis y no juzgáis, id y difundid la verdad: las palabras de mi Hijo, el Evangelio, porque vosotros sois el evangelio vivo, vosotros sois los rayos de la luz de mi Hijo. Mi Hijo y yo estaremos a vuestro lado, os alentaremos y os pondremos a prueba. Hijos míos, pedid siempre la bendición de aquellos, y solo de aquellos, cuyas manos ha bendecido mi Hijo, de sus pastores. ¡Os doy las gracias!
   




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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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